Checando Tus Sustancias en México
Por Zara Snapp, directora del Instituto RIA (México)
El contexto en México dificulta la implementación de políticas de drogas y de reducción de riesgos y daños. Involucrarse en la incidencia política y proveer servicios a personas usuarias de sustancias es una labor que las organizaciones hemos tenido que hacer con cautela. La realidad de la adulteración de las sustancias en los mercados ilegalizados, incluyendo el peligro del fentanilo, subraya la urgencia y la necesidad de contar con servicios de salud que permitan conocer la composición de las sustancias. La inseguridad alrededor de estos mercados implica un riesgo tanto para quienes compran sustancias como para quienes participan en iniciativas de reducción de riesgos y daños.
El marco regulatorio de servicios de análisis de sustancias en México se encuentra establecido a través de varias normas oficiales y leyes federales. La Constitución mexicana en su artículo 4, tiene la base jurídica para la regulación de “las adicciones” en el ámbito nacional. Además, la Norma Oficial Mexicana NOM-028-SSA2-2009, publicada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, establece los lineamientos para la prevención, tratamiento y control de las adicciones. Esta norma detalla los procedimientos para la atención de personas usuarias con problemas de dependencia, incluyendo la remisión a establecimientos de atención especializados y la elaboración de hojas de referencia para el seguimiento clínico. Sin embargo, la NOM se enfoca casi exclusivamente en la población de personas que se inyectan drogas, en relación con la prevención de la transmisión del VIH. Requerimos un marco normativo que reconozca la realidad actual y que genere herramientas y protecciones que blinden el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil.
En los últimos años, hemos visto un ligero aumento en la oferta de programas de reducción de riesgos y daños en México, siempre autogestionados y provenientes de colectivos y organizaciones de la sociedad civil, debido a nuestra proximidad con la crisis de sobredosis en Estados Unidos y Canadá y las campañas desde el gobierno de México que impulsan un miedo sobre la adulteración de mercados y los riesgos de consumir. Por estas razones, después de un proceso de transición, desde el Instituto RIA lanzamos el servicio de análisis de sustancias Checa tu Sustancia (CTS).
Impulsado por un equipo multidisciplinario de personas voluntarias, nuestro enfoque principal es la reducción de riesgos y daños, la salud comunitaria y la gestión de placeres para personas usuarias de sustancias psicoactivas en México. Ofrecemos atención integral, anónima y sin costo para las personas que usan drogas, a través de la distribución de materiales informativos y conversaciones abiertas. Si la persona desea analizar su sustancia, aplicamos un breve cuestionario, realizamos un análisis químico de las sustancias y entregamos los resultados junto con una consejería especializada para la persona y su grupo de amistades.
Con el servicio de análisis y otras intervenciones, buscamos generar bienestar para las personas mayores de edad que deciden consumir sustancias psicoactivas en diversos contextos.
Durante los primeros meses de operación del servicio, hemos tenido una muy buena recepción desde la comunidad de personas usuarias, especialmente desde la comunidad de la diversidad sexual con quienes nos hemos vinculado para poder estar presentes en sus fiestas y espacios de convivio. Entre febrero y mayo, hemos tenido 6 intervenciones donde analizamos 481 muestras de sustancias psicoactivas e impactamos a más de 800 personas, además de distribuir miles de materiales informativos.
La sustancia más analizada, que se refleja con los datos regionales de servicios de análisis, es la MDMA siendo 57% de las muestras analizadas en Checa tu Sustancia. De las 273 muestras de MDMA analizadas, 198 contenían la sustancia esperada, mientras 75 de las muestras contenían algún adulterante adicional o había sido sustituida completamente.
En México, por nuestra posición geográfica y el dinamismo de los mercados ilegales, tenemos una gran producción de metanfetamina, por esta razón suele ser la sustancia más utilizada para adulterar. En nuestra primera intervención en febrero, 38 muestras de MDMA habían sido completamente sustituidas con otra sustancia: 35 con metanfetamina, 2 con 2C-B y 1 con cocaína y metanfetamina. Reconocemos y nos preocupa el aumento en el consumo de metanfetamina en el país ya que los datos indican que es la sustancia que lleva a más personas a buscar tratamiento con el 46.2% de los casos, seguido del alcohol con el 24.6%.
El fentanilo es la sustancia que causa mayor miedo en el país. En la frontera con EEUU, el mercado de heroína está casi completamente sustituido por fentanilo y las personas usuarias de opioides viven en riesgo de sobredosis, sin acceso seguro a naloxona y tratamiento de sustitución. Las organizaciones comunitarias que trabajan en la zona fronteriza proveen servicios de salud, incluyendo el análisis de sustancias, con nulo apoyo por parte del gobierno.
Las campañas hechas por el gobierno hacen que las personas piensen que la mayoría de las sustancias ilegales podrían contener fentanilo. Hemos identificado que la demanda de servicios de análisis de sustancias ha aumentado para enfrentar este miedo. Aunque requerimos un mayor volumen de datos y muestras para analizar, hasta el momento no hemos encontrado fentanilo en la zona metropolitana de la Ciudad de México.
A veces en México se siente que las personas que trabajamos en políticas de drogas o reducción de daños nos exponemos mucho. No existe un Estado que garantice el acceso al servicio para las personas usuarias o apoyo para continuar con la prestación del servicio. No emitimos alertas psicoactivas porque no queremos provocar confrontaciones con algún actor no estatal, es un riesgo que no podemos asumir ya que no contamos con fondos para poder asegurar la continuidad de los servicios. Esto significa que cada paso logrado es una victoria detrás de la que hay un gran esfuerzo autogestivo.
Escribimos esta entrega en los días posteriores a las elecciones presidenciales, donde ganó Claudia Sheinbaum, y de jefa de gobierno de la Ciudad de México donde quedó electa Clara Brugada, además de elecciones estatales y locales en todo el país. Es importante notar que mientras puede haber críticas a distintas políticas implementadas, las dos candidatas apoyaron distintas iniciativas durante sus mandatos previos. Como la Jefa de Gobierno anterior, Claudia Sheinbaum, estuvo investigando y buscando la forma de mejorar el acceso a cannabis para uso adulto en la Ciudad. Clara Brugada, como alcaldesa de Iztapalapa, implementó una serie de iniciativas sumamente importantes que se llaman Utopías donde existen juegos para niños, dentistas, apoyo psicoemocional, espacios culturales y artísticos y los Centros Colibrí. Estos Centros son una nueva forma de abordar el consumo de sustancias psicoactivas, proveyendo servicios de acompañamiento, sesiones de terapia e intervenciones farmacológicas, todo dentro de un enfoque de reducción de riesgos y daños, sin necesariamente contemplar la suspensión del consumo. Fue una iniciativa bastante innovadora en el contexto mexicano y con grandes resultados que permitieron a las personas usuarias de sustancias de la periferia de la Ciudad de México tener una opción de acompañamiento sin costo y con personas capacitadas y especializadas en la materia.
Desde Instituto RIA y Checa tu Sustancia, reconocemos todo lo logrado y también todo lo que falta por construir. En el servicio de análisis nuestros objetivos son claros: ampliar la oferta de estrategias y servicios para promover políticas integrales de reducción de riesgos y daños; producir conocimiento sobre la composición de drogas en el mercado ilegalizado y sus impactos en la salud pública, y compartir información objetiva sobre las sustancias psicoactivas y los derechos humanos de las personas usuarias de sustancias psicoactivas.
Zara Snapp es directora del Instituto RIA, una organización mexicana, que hace investigación e incidencia en políticas de drogas e implementa intervenciones de reducción de daños y gestión d e placeres. Es politóloga por la Universidad de Colorado en Denver, y tiene Maestría en Políticas Públicas por la Universidad de Harvard, donde obtuvo una beca completa. Zara es autora del Diccionario de Drogas, asesora internacional de Acción Técnica Social (Colombia), parte del Consejo de YouthRISE e integrante de LANPUD.
